En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, la ciberseguridad ha dejado de ser un tema exclusivo de expertos en informática para convertirse en una prioridad nacional. Imagina por un momento: ¿qué pasaría si, de repente, los sistemas bancarios de un país colapsaran? ¿O si los hospitales no pudieran acceder a los historiales médicos de sus pacientes? ¿O si los servicios básicos, como el agua o la electricidad, fueran hackeados? Estas no son escenas de una película de ciencia ficción, sino riesgos reales que enfrentamos en la era digital.
La ciberseguridad no es un lujo, sino una necesidad en el mundo actual. Proteger nuestros sistemas, datos y ciudadanos es un compromiso que requiere la colaboración de gobiernos, empresas y ciudadanos. Un país que prioriza la ciberseguridad no solo está protegiendo su presente, sino también construyendo un futuro más seguro, próspero y resiliente.
En nuestras manos está decidir si queremos ser espectadores de los riesgos digitales o protagonistas de un mundo más seguro. La ciberseguridad es, sin duda, una de las batallas más importantes que debemos librar en este siglo. ¿Estamos preparados?
